Digamos que lo imposible atrae. ¿Pero qué pasa cuando atrae tanto que todo lo cercano y fácil deja de tener sentido y únicamente te acercas a lo difícil?. Claro que, ¿quién pone el límite? ¿Quién dice qué es a lo que no puedes acercarte porque te llevará más tiempo, más fuerza y más todo conseguirlo?. Sabes que te arriesgas a perder demasiado, que lo das todo por conseguir algo que quizás ni merezca la pena. Pero, ¿por qué dejar de intentarlo? Una de esas batallas a las que te enfrentas, que parece tan imposible, tan alejada de tus manos es ganada y ese límite al que te enfrentabas queda atrás. Esa sensación tiene que ser maravillosa. Has luchado y has ganado. No has dejado que la sociedad imponga una vez más sus límites y has pensado por ti mismo hasta donde querías llegar.
No puedo remediarlo. Imposible, ven a mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario